El empoderamiento económico de las mujeres significa asegurar que las mujeres participan en igualdad de condiciones en el trabajo decente y la protección social y se benefician de ellas; acceden a los mercados laborales y tienen control sobre los recursos, sobre el propio tiempo, la vida y el cuerpo; y tienen mayor representación, capacidad de acción y una participación real en la toma de decisiones económicas a todos los niveles, desde los hogares hasta las instituciones internacionales.
Todo esto afecta a su inseguridad alimentaria que es mayor que en los hombres: la brecha de género en relación con la inseguridad alimentaria ha pasado del 1,7% en 2019 a más del 4% en 2021, con un 31,9% de las mujeres en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave frente al 27.